España vuelve a los PIGS


Es una de esas ocasiones en las que se puede ver la botella plenamente llena o totalmente vacía. Sin espacio al término medio. El último informe del Fondo Monetario Internacional sobre Europa depende del cristal con que se mire. Es un documento a la carta, un menú en el que se puede encontrar lo mejor y lo peor de España.

¿Cómo entender que el país vaya en el buen camino, que sea “el mejor ejemplo de la dirección correcta” pero que, a la vez, sea la excepción cuando se habla de recuperación? ¿Que sea el peor arquetipo cuando se trata de eficiencia y el ejemplo maldito de un paro que le aboca a una “generación perdida” bajo la exigencia de más reformas? ¿Cómo casa eso con ser el “mejor”?

La explicación está en el nuevo orden mundial que establece el Fondo: España es la mejor del grupo de economías débiles. Pero la peor de las grandes potencias.
Todo depende del equipo con el que se le compare. Y el problema es que ahora, por primera vez, el FMI incluye a España en el saco de los rescatados, pese a los intentos de Zapatero por no salir en la foto con los dirigentes de esos países. España juega desde hoy en la segunda división, demasiado lejos de aquella Champions League de la que hablaba Zapatero. En esa triunfante liga, España es la peor. En la de los débiles, sale bien parada. Es sólo eso.

Que no engañen los nombres. Ya no son los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain). Han sido rebautizados: son los EA4, los Euro Area 4, un término que el Fondo repite más de treinta veces en las cien páginas del informe. Se refiere a los periféricos, que suponen “el principal riesgo para Europa porque persisten los esfuerzos para corregir los amplios desequilibrios”.
 Así que la buena noticia es que España es la mejor del cuarteto más débil (es la única que no ha sido rescatada).

Ya en Washington, durante su reunión de primavera, el FMI se esforzó en declarar que el país estaba “desacoplado” –en su argot– de ese grupo, aunque mientras, subiera la prima de riesgo.
Ayer lo repitió en su informe: “Gracias al empuje de las reformas nacionales, España ha logrado desvincularse de los países de la periferia”. Incluso insistía en lo mismo Antonio Borges, director del departamento de Europa del FMI: “España se mueve hacia un modelo más sostenible, no tan basado en la vivienda, sino en exportaciones y el comercio, algo crucial para su futuro y el empleo (...). La situación cambia y se mueve en la dirección correcta. Si se aplican estas políticas, es cuestión de tiempo”.

Pero si algo falta es tiempo. Los mercados no son pacientes. Entienden de números. Y en eso España falla. Ésa es la mala noticia: el país, que soñó con estar en el G-8, no ha sabido estar a la altura de las grandes potencias, motivo por el que el estudio dedica el primer capítulo especial a contraponer las bondades alemanas con las maldades españolas. Un apartado con joyas como “en Alemania, la peor de la crisis ha terminado y la demanda interna sube. En el otro extremo, España tiene todavía un largo camino por recorrer”. “España necesita un gran ajuste y eso tendrá un gran impacto”.

Y a partir de ahí, un suma y sigue, en el que se van desglosando las áreas económicas usando los mismos términos en la comparación, para pedir más reformas y poner la puntilla en el mercado laboral. “En casos extremos, como España, uno de cada dos jóvenes está en el paro, aumentando el fantasma de la generación perdida”. Para ellos no hay opción. La botella está medio vacía totalmente.

Fuente: Estela S. Mazo ( Expansión.com)

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