¿Que ocurrirá con la deuda de Grecia?


Ya sabemos que cuando el mercado se propone algo, generalmente lo consigue. El objetivo actual es la demolición económica de Grecia.
Standard & Poor's ayudó ayer a hacer la situación más insostenible, al rebajar las calificaciones de la deuda a corto y largo plazo. La agencia anticipa una reestructuración en toda regla, sea mediante el aplazamiento de los plazos de vencimiento, sea a través de una quita o ambas cosas. S&P cifra las pérdidas de los acreedores entre el 50% y el 70%, es decir: un resultado catastrófico.

La situación de Grecia tiene toda la pinta de ir a terminar en drama. Se suele decir que el mercado le está exigiendo a Grecia un 25% por la deuda a dos años. Bueno, el mercado no le está exigiendo nada a Grecia porque, simplemente, el país heleno no está en el mercado. Grecia emite deuda a tres y seis meses, con tipos inferiores al 10%, pero superiores al 5% y al 8%, es decir, terrible. La deuda griega que circula en el mercado secundario sí que está dando rentabilidades superiores al 20% en los plazos de vencimiento de dos a cuatro años. ¿Puede un país afrontar exigencias de este calado? Pues la respuesta es que no.

Ahora, ¿saldrá Grecia del euro? Pues ese es el tremendo dilema. No está contemplado legalmente que un país pueda abandonar el euro, sería un movimiento unilateral que conllevaría la expulsión de la UE. Fuera del euro, Grecia podría devaluar su moneda para hacer las exportaciones más competitivas, pero generaría con unas presiones inflacionarias insoportables, una huida en masa de capitales y abocaría al país a una quita de deuda terrorífica.

En resumen, todos saldrían perdiendo, pero sobre todo los griegos. Sin embargo, el problema es claro. Grecia afronta unos vencimientos de deuda de alrededor de 120.000 millones durante los próximos cuatro años y estamos hablando sólo del principal, al que añadir los intereses.
La actividad económica del país mediterráneo permanece estancada, con lo cual sería casi milagroso que Grecia generase los recursos suficientes como para atender sus compromisos.
La cuestión es qué hará ahora la UE, que ya ha puesto en la mesa unos 80.000 millones de euros ¿una inversión casi a fondo perdido?. La solución más lógica sería la reestructuración de la deuda. Pero los bancos alemanes, que financiaron de forma excelsa al Tesoro griego, los ingleses y finlandeses no parecen estár por la labor.
¿Qué ocurrirá? Tiene pinta de que nada bueno.
Fuente: F. M. Badas (Cinco Dias)
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