Grecia hace temblar al EUR


El futuro de Grecia está en el aire. Y con él, el de toda Europa. La suspensión de pagos de Grecia quebraría la confianza en toda la zona euro.

A priori, los que más arriesgan en esta partida, además de los propios griegos, son los otros dos países con los que los helenos comparten habitación en la uvi: Irlanda y Portugal. Pero también el trío que desde hace meses lucha a brazo partido para separarse de tan peligrosa compañía: Italia, Bélgica y, por supuesto, España. Es más, hasta el todopoderoso eje París-Berlín se la juega. Porque si Grecia suspende pagos, son muchos los que piensan que lo que se quebraría sería la confianza en toda la eurozona.

Las que a continuación se recogen son algunas de las claves de una crisis que está sacudiendo como nunca antes los cimientos de la Unión Europea.

¿Cómo ha llegado Grecia al borde del precipicio?
Durante la última década, Grecia ha vivido por encima de sus posibilidades. Ha gastado mucho más de lo que ingresaba, saltándose a la torera todos los límites del, desde el punto de vista alemán, sacrosanto Pacto de Estabilidad y Crecimiento (fija el tope del déficit público en el 3?% del PIB y el de la deuda, en el 60?%).

Y, además de no respetarlo, engañó sistemáticamente a las UE maquillando sin rubor sus estadísticas, ayudada por el banco estadounidense Goldman Sachs. El pastel se descubrió en el 2009, con la llegada al poder de los socialistas de Papandreu. Al cierre del año pasado, el déficit era del 10,5?%, y la deuda, del 142,8?%. Son niveles insostenibles para cualquier economía, lo que ha disparado hasta límites insospechados las dudas sobre su solvencia.

¿Qué necesita el país heleno?
Lo más urgente es que la UE y el FMI desbloqueen la entrega de los 12.000 millones de euros correspondientes al quinto tramo del rescate aprobado en mayo pasado, por valor de 110.000 millones. Sin ellos, Grecia no podrá hacer frente a los vencimientos que se le avecinan: más de 2.400 millones el 15 de julio y otros más de 2.000 una semana después. En agosto, la cantidad se eleva a 8.400 millones.
Pero también necesita un segundo plan de salvamento, que los expertos cifran en unos 120.000 millones de euros.

¿Qué se le exige a cambio?
Que se haga otro agujero en el cinturón de más de 78.000 millones de euros, que pasa necesariamente por una mayor presión fiscal, el despido en masa de funcionarios y un vasto plan de privatizaciones. Por resumirlo de una manera gráfica: el Estado heleno tendrá que ponerlo prácticamente todo a la venta, salvo la Acrópolis.

¿Cuál es el plazo?
Tiene que aprobarlo esta semana si quiere que el Ecofin de este domingo libere los fondos que tanto precisa el país heleno.

¿Qué posibilidades tiene de salir adelante?
Por mucho que los líderes europeos se hayan afanado en las últimas horas en asegurar que no tienen dudas de que el Parlamento heleno aprobará el duro plan de ajuste que se le exige al país, y contra el que miles de ciudadanos claman en las calles, lo cierto es que el margen con el que cuenta Papandreu es el mínimo (151 votos de un total de 300). La rebelión contra el tijeretazo dentro de las filas socialistas ha rodeado de angustia la crucial votación que se celebrará mañana.

¿Qué pasará si el Parlamento griego tumba el plan?
La Comisión Europea, por boca de su presidente, advirtió la semana pasada que no hay un plan b para Grecia. Puede que solo lo dijera para presionar al Parlamento heleno, porque, fuentes del mercado aseguran que no es verdad, que la UE tiene ya encima de la mesa una salida alternativa por si los diputados helenos fallan. «En este tipo de situaciones uno no se puede permitir el lujo de no pensar en lo que podrá ocurrir», argumentan.

Poco se sabe de ese plan b, salvo que podría instrumentalizarse a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, con la concesión de préstamos de urgencia, o de un anticipo de los fondos bilaterales que se vienen otorgando al país desde hace un año.
El fantasma del impago sacude europa
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