Fitch asigna a Grecia la nota de quiebra inminente

 
Fitch ha rebajado este miércoles el rating de la deuda de Grecia de B+ a CCC, el paso previo a la quiebra, como consecuencia de la falta de un programa de ayudas para hacer frente al serio problema de deuda que atraviesa el país. Así mismo, la agencia de calificación también ha metido la tijera a la deuda a corto plazo, de B a C.
 
De hecho, la agencia de calificación con este movimiento da por hecho de que la situación de quiebra es inminente y que sólo falta que Europa se ponga de acuerdo en los términos de una reestructuración de su deuda.
 
"Esta rebaja del 'rating' refleja la ausencia de un programa de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) nuevo, creíble y totalmente financiado, junto a la elevada incertidumbre solo el papel de los acreedores privados en cualquier futura financiación, así como las débiles previsiones macroeconómicas de Grecia",según ha informado la agencia en un comunicado.
 
Y es que si se lanzaron las campanas al vuelo cuando hace dos semanas se llegó a un acuerdo de rescate in extremis, ahora la incertidumbre que existe en los mercados sobre el rol que van a desempeñar los acreedores privados en cualquier tipo de inyección de fondos al país, mientras que las perspectivas de la economía griega empeoran por momentos, es demasiado grande.
 
De esta manera, Fitch sigue los pasos que ya tomaron primero Moody´s y hace exactamente un mes Standard & Poor´s a la hora de dar la voz de alarma sobre el cada vez más probable 'default' de la deuda griega.
 
Y es que, al igual que sus homólogas, Fitch piensa que el riesgo de que finalmente haya que reestructurar la deuda griega es cada día más elevado y no confía en la implementación del programa de rescate, ni desde un punto de vista económico, ni desde un punto de vista político.
 
Esta nueva rebaja llega en una de las semanas más tensas que vive el mercado por el miedo al contagio a Italia y España. De hecho, el diferencial de la primera se encuentra a las puertas de los temidos 300 puntos básicos, mientras que el de España ya ha superado esa barrera que se conoce en el mercado como de no retorno.

Europanico: El BCE interviene a la desesperada


Ayer saltaron todas las alarmas en los mercados de deuda europeos, que hoy siguen en plena convulsión. ¿Dónde está la puerta de salida?

El BCE interviene a la desesperada en el mercado de deuda para evitar el colapso financiero de Italia y España. Por su parte la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, reconoció que ni el organismo que dirige ni la propia UE están preparados para un segundo rescate de Grecia.

Si la economía helena no puede recibir nueva asistencia, ¿qué pasará si Irlanda, Portugal o, incluso, España necesitan capital? Ésa fue la pregunta que rondó el mercado durante la apertura y los rumores se encargaron de dibujar un escenario tétrico para los intereses comunitarios y para el futuro de la moneda única.

En el mercado de deuda, la sangría disparó las primas de riesgo de los periféricos hasta niveles históricos. En el caso de España, el bono a diez años se elevó hasta el 6,29% durante los primeros instantes de la sesión, lo que llevó la prima de riesgo –diferencial respecto a Alemania– hasta los 374 puntos básicos (un 3,74%), su máximo histórico intradía.

Con este panorama, marcado por una casi total ausencia de compradores de bonos que derivó en el encarecimiento puntual de la financiación de las economías más débiles, apareció el Banco Central Europeo (BCE). La institución salió al rescate de la economía comunitaria comprando deuda de los periféricos en el mercado secundario.

El movimiento del organismo que preside Jean Claude Trichet, una inyección de liquidez en toda regla, actuó una vez más como el bálsamo público que necesitaban los países más afectados por la crisis en la UE.

El interés de los bonos –que evoluciona a la inversa de la demanda– se relajó de forma casi inmediata, el «bund» germano se encareció y las principales plazas de la renta variable comunitaria volvieron a registrar órdenes de compra para mitigar los descensos matinales.

De ahí al cierre, los mercados respondieron, pero nada pudo evitar un cierre en negativo para la mayoría de plazas europeas. Milán y Lisboa, las más bajistas en la víspera, sí lograron despedir en números verdes la jornada gracias al BCE. En el resto, caídas de un 0,9% de media pese a que los bancos respiraron tras dos días de fuertes castigos.

En cualquier caso, los mercados siguen rotos y la intervención del BCE fue sólo un balón de oxígeno temporal. Los inversores piden más y los «hedge funds» campan a sus anchas por el secundario. El «torpedo» lanzado sobre los cimientos de la unión monetaria y económica del euro en estas primeras jornadas de julio ha hecho mucho daño, y las inyecciones de capital por parte del banco central también tienen su límite.

El BCE no ha publicado aún su exposición a la deuda de los periféricos, como tampoco lo han hecho los bancos alemanes, y probablemente no lo harán aunque la situación se calme. Ya no es un problema de las pequeñas economías de la zona euro, el ingreso de Italia y el reenganche de España lo han convertido en un conflicto global.

Ésa es la realidad que las autoridades tienen que asumir. Sin hechos, los mercados lo tienen muy fácil para seguir castigando la deuda de los periféricos. Hay mucho dinero y la financiación de muchas economías en juego.

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